Páginas

domingo, 25 de julio de 2010

A ti


Hace tres días que no hablamos, antes era tan usual... A veces me detengo y me pongo a pensar, que hubiera pasado si en aquel lugar hubiera decidido besarte en vez de tomar un trago más de cerveza. Horas enteras desde hace algún tiempo ya pasaba esperándote, queriendo verte llegar, siempre puntual después de las 10. recuerdo esas frías madrugadas, sentada en la silla, hablando, el sueño me vencía pero podían más tus risas, tus preguntas y tu forma de hablar. Cada madrugada después de conocerte era tuya, de manera exclusiva y religiosa, no quería hablar con nadie más ¿para qué? si tú estabas ahí, contigo me bastaba (me bastaba, no puedo creerlo). Cada madrugada tardábamos minutos despidiéndonos, ninguno quería decir adiós, o quizá sólo era yo, aún no lo sé, y creo que nunca lo haré. Pero después de cada despedida recordaba que aún teníamos un día por delante, y recordaba que por la mañana un mensaje tuyo me haría despertar, porque aunque tu mensaje era siempre puntual, después de las 8, ya cuando mi cuerpo se había incorporado, no despertaba hasta leer tu mensaje y sonreír con cada palabra tras el habitual ¡Buenos días! Cuántos meses viví prendida de tu recuerdo, y debo decir de tu recuerdo, porque mi memoria coincide conmigo en que más de dos veces nunca salimos, pero ese recuerdo vivía conmigo día tras día y me dabas fuerzas y me hacía sonreír al pronunciar tu nombre, al hablar de ti con mis amigas, al traerte a mi lado con palabras.

¿Será que te amé? (sonrío cuando escribo esto) No, la verdad no lo creo, pero tampoco estoy segura. Lo único que sé es lo mucho que te extraño, hace ya un par de meses que no hay madrugadas frías a tu lado, que no hablo de ti con mis amigas, que no vivo de tu recuerdo... Y aunque parezca mentira, eso lo extraño. Ahora los mensajes son menos, y los silencios son más. Soy feliz, pero te extraño. Hace tres días que no sé nada de ti, pero sé que tal vez sea yo quien te escriba un mensaje por la mañana. 10:33... la hora perfecta, se ajusta a tu recuerdo, el clima está frío, y también se ajusta a ti.

A ti te escribo, porque una fotografía me hizo recordarte, ya ni siquiera soy capaz de hacerlo por mí misma, un medio físico debe hacerlo por mí. Pero el caso es que te recordé, siempre con tu sonrisa asomándose por tu boca, tus ojos mirando con alegría, y la experiencia de tus años en tu espalda. Así me conquistaste, y por eso, también, te escribo.

Pienso. La verdad, no te quiero aquí, no te necesito. Soy feliz. Pero te extraño. Es quizá la tercera vez que lo repito, pero es que es tan cierto. Ojalá nunca leas lo que escribo, no me hace falta, sólo necesitaba plasmar en algún lado lo que en mi corazón da vueltas. A ti te extraño, a ti te escribo, por ti fui feliz hace mucho y sólo espero que tu lo seas ahora.

10:40... Te doy veinte minutos, aparece de una buena vez, y así no me obligas a enviarte un mensaje por la mañana, donde quizá te haga sonreír, y quizá te haga recordarme también, y quizá te haga reflexionar un poco... y quizá al final sientas... que también me extrañas.

__________

Imagen de aquí

viernes, 23 de julio de 2010

Uno más


¡Uno más! ¿Cuántos ya? No lo diré... Sé que a través de todos esos años has vivido, has reído, has llorado, has amado, has sufrido, has creado, has escuchado, has comprendido... Han sido suficientes para que crezcas y aprendas, para que cada día hayas decidido ser feliz. No recuerdo tu niñez, ni tu adolescencia, no sé cómo viniste al mundo, no sé cómo fue tu época escolar. No sé qué fantástica historia hay detrás de tus cicatrices, no sé quién fue tu primer amigo, no sé quién fue tu maestra preferida, ni sé a quien le regalaste el primer sabor de tus labios. No te conocí entonces, y aún te voy conociendo ahora, no he estado siquiera un año a tu lado, pero sé que en este día sólo quiero que sepas que aunque no conozco tu pasado, seré quien descubra tu futuro. Muchos años fueron los que nos separaron, pero es ahora entonces donde comenzamos a vivir los nuestros.

En este día quiero decirte lo mucho que significas en mi vida, que eres esa persona que con su sonrisa llegó a cambiar y a voltear de cabeza mi mundo para que cayera a tus pies. Te has convertido en la sonrisa por las mañanas, y en el gracias por las noches. Eres aquel a quien mi vida entera pertenece, sin peros ni dudas. Hoy, mañana y siempre mi deseo es hacerte el hombre más feliz sobre la Tierra, pues me has hecho a mí la mujer más feliz, con cada detalle, con cada mirada, con cada caricia y cada atención te has ganado mi corazón.

Gracias le doy a Dios por ponerte en este caminar hace ya tantos (pero no muchos) años, por haberte hecho el hombre maravilloso y sin igual que eres ahora, pero aún más por haber cruzado nuestros caminos, y permitirme disfrutar junto a ti esta fecha tan especial.

"Aunque hoy cumplas
trescientos treinta y seis meses
la matusalénica edad no se te nota cuando
en el instante en que vencen los crueles
entrás a averiguar la alegría del mundo
y mucho menos todavía se te nota
cuando volás gaviotamente sobre las fobias
o desarbolás los nudosos rencores"
__________

Para ti, mi amor.

Poema inserto: Fragmento "Como siempre" Mario Benedetti

Imagen de aquí


lunes, 5 de julio de 2010

Despertar

"Al despertar
uno se vuelve
al que era
al que tiene
el nombre con que nos llaman,
al despertar
uno se vuelve
seguro
sin pérdida,
al uno mismo
al uno solo
recordando
lo que olvidan
el tigre
la paloma
en su dulce despertar."



Te escucho lejano y melancólico, casi sin voz, pidiéndome de rodillas que vuelva a ti, después de todo lo que ha pasado. Después de todo el daño, el dolor, y el sufrimiento que nos causamos el uno al otro me pides que te perdone a ti, pero es culpa de ambos. A mi mente vienen entonces los recuerdos de un ayer oscuro, cargado de lágrimas, dolor y amargura, y reviso de nuevo los recuerdos y me doy cuenta que mi mente ha olvidado los momentos hermosos, los de bonanza, los de pasión y locura... los momentos que me hacían vivir.

Todo lo olvidé, y entonces el pánico me invade, ¿qué hago llorando escuchándote, deseándote igualmente a mi lado, si no hay nada bueno que recordar? Busco y busco, día tras día... Estudios, trabajo, familia, tú, amigos, música, tragos, compañía... y ni en una sola de esas cosas tengo un bello recuerdo contigo, ni siquiera contigo. Da lo mismo un recuerdo de hace dos días, que uno de hace dos años, todos son iguales oscuros y dolorosos. Entonces, ¿cómo comenzó esta historia? ¿Será que comenzó en medio del dolor y nunca lo notamos? Entonces por qué lloras, por qué me extrañas, por qué me ruegas... por qué hago lo mismo...

Una pequeña luz envuelve mi mente y me da la idea de recordar algo, parece pequeño pero poderoso. Sí, es un recuerdo de una tarde de domingo, mientras estaba recostada sobre tu pecho, en el césped del jardín. Me mirabas con amor, me hablabas con ternura. El Sol en lo alto calentaba nuestros cuerpos y nos llenaba de su luz radiante y hermosa. Nos mirábamos a los ojos y sonreíamos, y nos llenábamos de éxtasis al sabernos unidos por algo que trascendía nuestra propia vida. ¡Qué bello momento! ¡Lo encontré! Esa es la razón por la que aún te quiero conmigo, por la que lloro y por la que estoy a punto de decirte que volveré a tu lado sin pensarlo. Es saber que existieron momentos como ese, en el que fuimos felices amándonos, lo que me impulsa a luchar por nosotros, porque eso regrese y sea para siempre...

Despierto... El recuerdo no es nuestro. Ese rostro lleno de amor no es el tuyo, esa voz que me habla no se parece en nada a la tuya. El recuerdo no es nuestro, lo robé de alguien que pasaba, de tanto desearlo, lo robé sin voluntad. Entonces es verdad, no queda nada entre nosotros... no, perdón... cuando no queda nada es porque algo existió, y en tu caso y en el mío, nunca existió... Entonces... no hay nada, nunca lo hubo, y entonces jamás lo habrá.

No hay dolor más grande que el que se siente cuando se percata de que no se siente nada. Ni siquiera sé si alguien entendería lo que pensé, pero es cierto, sé que para mí eso tiene un sentido. Duele, duele sentir que no hay nada, nada por qué luchar, por qué vivir ni por qué reír. Te miro y entonces sé que debo decirte adiós, de una vez y para siempre. Esta vez es en serio. Sé feliz, no mires atrás, ve a un lugar donde puedas amar reír y cantar, que aquí en este lugar, conmigo, nunca lo lograrás. Ve y déjame entonces a mí renacer también, que ahora que desperté me di cuenta que entre nosotros nunca hubo nada. Abre tu también los ojos y no llores más, libérate de mi recuerdo, que al fin de cuentas siento es lo que no puedes hacer. Hazlo y verás que quizá las lágrimas no son necesarias.

Despierta y comienza a ser feliz.

__________

Poema inserto: "Al despertar" Fina García Marruz

Imagen de aquí