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sábado, 23 de febrero de 2013

Ganesha

Sobre mi cama, encerrada en mi habitación repaso en mi cabeza cada palabra, cada mirada, cada gesto... 

Una pregunta bastó para desnudar tu intención, y ante tal desnudez caí rendida y acepté. ¡Jamás habrá algo de lo que menos me arrepienta que de haber aceptado!

Aún siento tus manos recorriendo mi cuerpo, conquistándolo cual emperador que busca terreno para expandir su imperio. Aún siento tu aliento cerca de mi piel, calentándome por dentro, despertando cada recoveco de mi cuerpo. Cierro los ojos y percibo tu mirada, llena de fuego inspeccionando cada centímetro de mi ser, estudiándolo, conociéndolo.

Aún puedo percibir tu olor, sentir tu piel, sentir tus labios besando los míos de manera tan distinta y a la vez tan inquietante... Apreciar tu desnudez tan nueva y diferente me hizo comprender que éramos dos extraños, que no conocemos nada uno del otro pero a partir de ese momento tu desnudez era mía, de nadie más... y en ese momento te conocía más de lo que jamás imaginé.

Me entregué a ti entre temerosa y desesperada, pero supiste guiarme con tus caricias acertadas y tu experiencia y así lograste sacar de mi mente los malos recuerdos, los malos ratos que pasé y pude liberarme de todo eso y concentrarme solo en la suavidad de tu piel y en la mirada profunda de tus ojos.

Quisiera de nuevo albergarme entre tus brazos, aunque fuera por un momento, porque cuando estoy contigo me siento de nuevo yo... Siento que mi alma regresó a mi cuerpo y al menos por unos minutos puedo sentir que todo está en orden.


Extreme ways...
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